Cuando pido a mis clientes que me envíen lo que han comido y bebido en los últimos días antes de comenzar a trabajar, bastantes incluyen como bebida frecuente o incluso diaria, o incluso varias veces al día, Coca Cola light, o zero, o similar. Hoy he querido traeros un compendio de información sobre estudios acerca de cómo puede influir su consumo en nuestra salud, y además, cómo veo yo su relación con las emociones y consejos prácticos para disminuir o eliminar su consumo, si es tu deseo.

No se trata de quitarnos todos los “vicios” de una vez, ni siquiera de eliminarlos todos. En mi opinión, lo importante es estar bien informadxs, ser conscientes de lo que hacemos, comemos o bebemos y no hacerlo por inercia o desconocimiento.

Espero que os sea útil.

 

¿Cómo influye en nuestra salud?

 

El consumo de bebidas carbonatadas “light” (que, de ahora en adelante llamaré Coca Light para que me sea más sencillo, pero me da igual la marca y el nombre) se ha relacionado con diabetes, hígado graso, demencia, enfermedades cardíacas e infartos

Paradójicamente, también se relaciona con obesidad1 ya que parece alterar cómo el cerebro responde al sabor dulce y, con ello, aumentar el consumo energético, por tanto, individuos que consumen este tipo de bebidas sienten más ganas de comer dulce y beber más Coca Light. 

Contienen aspartamo como sustitutivo del azúcar, casi todas. Es un edulcorante y , como tal, no contienen calorías ni nutrientes.

El aspartamo afecta al sistema nervioso central, sobre todo debido a uno de sus componentes, la fenilalanina y el ácido aspártico. Se convierten en radicales libres que dañan el cerebro, atraviesan la barrera hematoencefálica (pasan de la sangre al cerebro) y también contiene metanol que es neurotóxico y carcinogénico2 (está relacionado con el cáncer)

En términos que todos entendamos, el aspartamo podría estar relacionado con tumores cerebrales3, ataques epilépticos4, pérdida de memoria, mareos, dolores de cabeza y cambios de comportamiento. También se ha relacionado con la destrucción neuronal5 y el síndrome metabólico6, con tan sólo consumir una lata al día.

Además, contienen cafeína (a no ser que sea “sin”) y se la relaciona con ansiedad y trastornos del sueño7, según las cantidades consumidas.

Por último, destacar su contenido en ácido fosfórico, que podría ser el causante de fracturas y osteoporosis8. En ocasiones, es difícil separar el consumo de este tipo de bebidas de los hábitos de vida que suelen ser inadecuados en personas que consumen grandes cantidades de coca cola o similar (sedentarismo, dieta, etc)

He leído muchos artículos y estudios antes de escribir lo estás leyendo. Algunos se han realizado en animales, otros no son concluyentes, también hay literatura que desmiente todo esto y parece haber intereses comerciales tras ellos. ¿La realidad? Desde mi punto de vista, estas bebidas no dejan de ser “mejunjes” artificiales y solo por eso deberían dejar de consumirse, o hacerse en momentos puntuales. Además, sólo por su relación con otros hábitos de vida poco saludables, merece la pena considerar un cambio en su consumo.

¿Qué hábitos y emociones puede haber detrás del consumo de estas bebidas? ¿Cómo podemos reducirlo?
 

Me pregunto cómo hemos llegado a prácticamente reemplazar el agua por cualquier otra cosa. Cuando vivía en Reino Unido, trabajé de au pair varios meses cuidando de unas niñas que literalmente NUNCA bebían agua. No les gustaba el sabor, decían. Tenía que saber “a algo”, y de hecho fue una época de boom en supermercados de aguas saborizadas, con sabor a fresa, limón, manzana, multi-frutas… En mi opinión, estamos utilizando las bebidas como hacemos casi siempre con la comida, es decir, para tapar emociones. Por eso, el agua sola no basta. Y cuando de niños ya nos acostumbramos a que todo tenga un sabor, generalmente dulce, este hábito nos acompañará durante años.

Mi primer consejo, con los niños y niñas, es acostumbrarles desde el destete a beber agua. Para acompañar a las comidas, entre comidas y… ¡cuando tienen sed! Ocurre que aún está muy extendida la costumbre de acompañar sus comidas con un vaso de leche que, por un lado no es necesario (pronto sacaré un post sobre la leche de vaca) y por otro, les acostumbra a beber siempre algo, distinto del agua.

Bebemos para hidratarnos. Aprovecho para recordarlo 😉

Ahora, vamos con los adultos. El neuromarketing ha hecho estragos. Si pensamos en Coca Cola, casi seguro que nos viene una imagen de una chica o un chico, jóvenes, guapos, con calor, pasándoselo en grande, y refrescándose con una coca cola bien fría. Es sinónimo de felicidad, amistad, frescura. Sin embargo, ¿realmente una coca cola nos ha quitado la sed? ¿nos ha hecho más felices?

Por tanto, podríamos concluir que bebemos por otras razones distintas de las meramente fisiológicas.

 

6 consejos a tener en cuenta si quieres disminuir su consumo
 

  1. Cuando te apetezca beber una coca cola, primero bébete un vaso de agua. Si era sed, puede que solo con eso ya no te apetezca.
  2. Separa el acto de beber la coca cola, del acto de comer. Si realmente te apetece, prueba a beberla entre comidas.
  3. Incorpora o aumenta la cantidad de alimentos frescos en tu dieta – haz la prueba, si tomas ensaladas en cada comida, o algo crudo, y además reduces la cantidad de derivado animal (carnes, pescados, quesos etc.) es probable que te apetezca menos esa coca cola.
  4. Rebaja la cantidad de coca cola por ejemplo a la mitad durante una semana: si tomas dos al día, pasa a una. Si tomas 4 el fin de semana, reduce a dos. Si tomas 1 litro al día… ya sabes, reduce a medio.
  5. Pon límite a lo que tomas. Desde mi punto de vista, tener botellas grandes de coca cola, sacarlas a la mesa, tenerlas allí, e ir sirviéndose según se vacía el vaso, no ayuda. Comprométete a una cantidad, por ejemplo un vaso. Y cuando se acabe, para.
  6. Deja estas bebidas solo para cuando te encuentres fuera de casa. Destiérralas de nuestra lista de la compra, nuestra despensa y nuestro carro. Que no forme parte de nuestro día a día, ya que es ahí donde nos jugamos nuestra salud.

 

Photo by SJ Objio on Unsplash

 

Referencias:

  1. Altered processing of sweet taste in the brain of diet soda drinkers | ErinGreenaClaireMurphya

https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S003193841200193X

  1. Direct and indirect cellular effects of aspartame on the brain. 

Humphries P, Pretorius E, Naudé H. 

Eur J Clin Nutr. 2008 Apr; 62(4):451-62.

  1. Increasing brain tumor rates: is there a link to aspartame?

Olney JW, Farber NB, Spitznagel E, Robins LN

J Neuropathol Exp Neurol. 1996 Nov; 55(11):1115-23.

  1. An analysis of FDA passive surveillance reports of seizures associated with consumption of aspartame.

Tollefson L, Barnard RJ

J Am Diet Assoc. 1992 May; 92(5):598-601.

  1. Neurotoxicity, blood-brain barrier breakdown, demyelination and remyelination associated with NMDA-induced lesions of the rat lateral hypothalamus.

Brace H, Latimer M, Winn P

Brain Res Bull. 1997; 43(5):447-55.

  1. Dietary intake and the development of the metabolic syndrome: the Atherosclerosis Risk in Communities study.

Lutsey PL, Steffen LM, Stevens J

Circulation. 2008 Feb 12; 117(6):754-61.

  1. Ebbeling CB, Feldman HA, Osganian SK, Chomitz VR, Ellenbogen SJ, Ludwig DS. Effects of decreasing sugar-sweetened beverage consumption on body weight in adolescents: A randomized, controlled pilot study. Pediatrics. 2006;117(3):673–680
  1. High Consumption of Soft Drinks Is Associated with an Increased Risk of Fracture: A 7-Year Follow-Up Study

Li Chen,1,2,3,4 Ruiyi Liu,1,2,3,4 Yong Zhao,1,2,3,4,* and Zumin Shi5

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7071508/

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies